domingo, 12 de agosto de 2012

MARINERA: DANZA DEL PERU


Se dice que la marinera es la herencia de la primitiva "zamacueca" o "zambacueca" y de la "mozamala" de los mulatos, y que en el ronco redoble del cajón y la quimba de las caderas de las mujeres aflora el
negro acervo de la esclavitud. 
La elegancia del pie femenino, los suaves movimientos del pañuelo en la mano, el repiqueteo de las palmas, la arrogancia de gesto y figura y del personaje conquistador y enamorado, son elementos que conforman la herencia de danzas españolas de la "Jota Aragonesa", los requiebros del "Fandango" o la elegancia del "minué" francés. 
En esta amalgama de ritmos que dan origen a la marinera, también figura la expresión indígena, en ese "Ay!" dolorido que rasga el ritmo, que suena con la tristeza de un lamento y el reclamo de una raza postergada. Esta mezcla musical fue acentuándose con el tiempo, tomando rasgos de la contemporaneidad peruana y resultando en la Marinera. ¿Por qué habría de llamarse esta mezcla de ritmos, Marinera? Según los cultores de esta expresión folklórica, la Marinera es símbolo de peruanismo.

Fue bautizada así en homenaje a la gloria de Grau, cuando sus increíbles hazañas en el monitor Huáscar electrizaban al mundo durante la Guerra con Chile. 
Fue Abelardo Gamarra "El Tunante" quien bautizó a nuestro baile costeño con el nombre de MARINERA....¡Por el Huáscar...Por ti Marinera Peruana!, acabando así con las denominaciones de "zamacueca", "mozamala", entre otras. En su afán de preservar la marinera, "El Tunante" decidió inmortalizarla en el pentagrama. Para ello escogió una pieza de marinera especialmente compuesta por él y por don José Alvarado, uno de los más populares compositores criollos. Pero no fue nada fácil llevar la marinera al papel; no había quien se dignara a hacerlo y los artistas capaces de realizar tan difícil trabajo estaban dedicados a la música clásica y miraban por encima del hombro a la música popular. 
En 1893, "El Tunante" asistió a un concierto de piano ofrecido por una niña limeña, considerada todo un prodigio de la música. Continuando su proyecto de eternizar la marinera, entusiasmado habló con esta talentosa niña y con sus padres para que fuera ella la encargada de continuar ese trabajo musical. 
"El Tunante" canturreaba y la pequeña escribía las notas. Así nació "La Decana", nombre de una marinera que, luego, el pueblo denominaría "La Concheperla".



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